Ya en la antiguedad sucedía lo que hoy, – los ricos quieren acumular más riquezas, y los poderosos, más poder, y para lograr ese objetivo, deben ocultar la verdad y mantener en la ignorancia a los pueblos del mundo, es decir: oponerse a la voluntad de Dios.
Mientras por un lado proclaman igualdad , por otro lado hacen todo lo contrario, la total hipocresía de los fariseos
En la antigua Israel sucedía estas cosas, no querían las enseñanzas de Dios porque abría los ojos a los ciegos y hacía escuchar a los sordos, y les daba sabiduría, – de este modo perdían poder y riquezas, y ya no podían engañar a nadie.
Pero no era cosa solo de los ricos y poderosos, también el pueblo se negaba a Dios porque ellos también tenían sus ambiciones de riquezas
Jeremías (26, 1-9)
Al principio del reinado de Joaquín, hijo de Josías y rey de Judá, el Señor le habló a Jeremías y le dijo: “Esto dice el Señor: ‘Ve al atrio del templo y diles a todos los habitantes de Judá que entran en el templo para adorar al Señor, todas las palabras que yo te voy a ordenar, sin omitir ninguna. A ver si las escuchan y se convierten de su mala vida, y me arrepiento del castigo que he pensado imponerles a causa de sus malas acciones’.
Diles, pues: ‘Esto dice el Señor: Si no me obedecen, ni cumplen la ley que he dado, ni escuchan las palabras de mis siervos, los profetas, que sin cesar les he enviado y a quienes ustedes no han escuchado, entonces yo trataré a este templo como al de Siló y haré que esta ciudad sirva de escarmiento para todos los pueblos de la tierra’ ”.
Los sacerdotes, los profetas y el pueblo oyeron a Jeremías pronunciar estas palabras en el templo del Señor. Y cuando él terminó de decir cuanto el Señor le había mandado, los sacerdotes y los profetas lo apresaron, diciéndole al pueblo: “Este hombre debe morir, porque ha profetizado en nombre del Señor que este templo será como el de Siló y que esta ciudad será destruida y quedará deshabitada”.
Entonces la gente se amotinó contra Jeremías en el templo del Señor.
Pero, no una vez sino varias veces, el templo y la ciudad fueron destruidos, porque Dios siempre cumple lo que promete.
La iglesia católica es de por si una monarquía, y sus ramas nacidas de su tronco, también hacen lo mismo, – igual que hicieron los antiguos , ya que desde su principio se creo como tal – tergiversando totalmente el Evangelio, y negando de manera hipócrita el Señorío del amor de Dios que es Jesús –
Se constituyeron como Señores y Santos Padres, que deciden vida y muerte de quienes se oponen a su poder, – pero hay personas que aunque hoy son solos unos pocos, prefieren la libertad que nos da el conocimiento de Dios por medio del Evangelio de Jesús, único Señor y Maestro, – que arrodillarse ante un ídolo de carne y huesos.
Primer libro de Samuel
LOS COMIENZOS DE LA MONARQUÍA
CAPÍTULO 8
El pueblo pide un rey y los "cristianos piden un papa.
8:1 Cuando Samuel envejeció, puso a sus hijos como jueces de Israel.
8:2 Su hijo mayor se llamaba Joel, y el segundo, Abías; ambos eran jueces en Berseba.
8:3 Pero ellos no siguieron sus pasos, sino que se dejaron llevar por el afán de lucro, aceptaron regalos y pervirtieron el derecho.
8:4 Entonces se reunieron todos los ancianos de Israel y acudieron a Samuel en Ramá.
8:5 "Tú ya eres viejo, le dijeron, y tus hijos no siguen tus pasos. Ahora danos un rey para que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones".
También los "cristianos hicieron lo mismo. después de Cristo tienen un Estado o un país que es igual. – un estado monárquico, cosa que Jesús jamás lo propuso. sino que – "donde dos o más estuvieran reunidos en su nombre ahí estaría El".
8:6 A Samuel le disgustó que le dijeran: "Danos un rey para que nos gobierne", y oró al Señor.
8:7 El Señor dijo a Samuel: "Escucha al pueblo en todo lo que ellos digan, porque no es a ti a quien rechazan: me rechazan a mí, para que no reine más sobre ellos.
Rechazaron a Dios, y hasta el día de hoy, el pueblo de Israel no tiene paz, y nosotros los "cristianos" tampoco lo tenemos, como tampoco lo tiene el mundo, porque hemos preferido un rey que no puede ni siquiera salvarse a si mismo y rechazamos a Dios.
8:8 Como se comportaron conmigo desde el día en que los hice subir de Egipto hasta el día de hoy, abandonándome a mí para servir a otros dioses, así se comportan también contigo.
8:9 Por eso, escucha su reclamo. Pero les harás una solemne advertencia y les explicarás cuál es el derecho del rey que reinará sobre ellos".
Y así, por propia decisión de abandonar a Dios y su justicia, Judíos y Cristianos, sufrimos las consecuencias que a continuación se describe:
El derecho del rey
8:10 Samuel comunicó todas las palabras del Señor al pueblo que le pedía un rey,
8:11 diciendo: "Este será el derecho del rey que reinará sobre ustedes. Él tomará a los hijos de ustedes, los destinará a sus carros de guerra y a su caballería, y ellos correrán delante de su carro.
8:12 Los empleará como jefes de mil y de cincuenta hombres, y les hará cultivar sus campos, recoger sus cosechas, y fabricar sus armas de guerra y los arneses de sus carros.
8:13 Tomará a las hijas de ustedes como perfumistas, cocineras y panaderas.
8:14 Les quitará a ustedes los mejores campos, viñedos y olivares, para dárselos a sus servidores.
8:15 Exigirá el diezmo de los sembrados y las viñas, para entregarlo a sus eunucos y a sus servidores.
8:16 Les quitará sus mejores esclavos, sus bueyes y sus asnos, para emplearlos en sus propios trabajos.
8:17 Exigirá el diezmo de los rebaños, y ustedes mismos serán sus esclavos.
8:18 Entonces, ustedes clamarán a causa del rey que se han elegido, pero aquel día el Señor no les responderá".
Hoy, Judíos y "cristianos" estamos en esta situación porque nosotros lo hemos buscado, nosotros hemos abandonado a Dios, y todavía y a pesar de las crisis que nos golpea una y otra vez, no queremos aceptar a Dios y a su Hijo Jesús y su justicia.
8:19 El pueblo se negó a escuchar la voz de Samuel, e insistió: "¡No! – Habrá un rey sobre nosotros,
De esta misma manera, los "cristianos" ciegos y sordos prefieren un rey inútil que, a un Padre todopoderoso, lleno de amor y justicia.
8:20 y así seremos como todas las naciones. Nuestro rey nos juzgará, saldrá al frente de nosotros y combatirá en nuestros combates". ¿ quien puede creer esto ?
8:21 Samuel escuchó todas las palabras del pueblo y las repitió en presencia del Señor.
8:22 El Señor dijo a Samuel: "Escúchalos y dales un rey". Entonces Samuel dijo a los hombres de Israel: "Vuelvan cada uno a su ciudad".
EN EL PRESENTE DE HOY – POR ANALOGÍA, IGUAL QUE EL AYER.